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Devocional – Año 7, Año 50
Pasaje clave: Levítico 25.
El 7º año, llamado “año sabático”, y el 50º año, llamado “año del jubileo”, eran dos años claves en la vida de los israelitas.
En el Año 7.
Seis años trabajaban, sembraban y cosechaban la tierra, pero al séptimo año la dejaban descansar. La tierra descansaba para recuperar su fuerza y al mismo tiempo la fe de ellos era probada. No podían sembrar, ni cosechar, simplemente comer de lo que crecía de la tierra en descanso.
Ellos sí o sí tenían que depender del cuidado de Dios durante ese séptimo año.
Siempre pensamos que todo lo que hacemos es el fruto de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad o de nuestro esfuerzo, especialmente cuando las cosas nos salen bien. También pensamos que si no lo hacemos nosotros nadie más podrá hacerlo, o si no lo hacemos nosotros no habrá buenos resultados y mejores frutos. Sin embargo todo lo que hacemos y obtenemos viene del Señor. Toda tu capacidad, inteligencia, talentos y esfuerzo vienen de Él. Por ti mismo no eres capaz de nada, pero Él te hace capaz. Pero cuando nos olvidamos de esto nos llenamos de orgullo, nos comportamos como unos soberbios, tratamos a los demás como menos que nosotros y fácilmente nos olvidamos de darle gracias a Dios por Su capacidad, Su inteligencia, Sus talentos y Su esfuerzo actuando en nosotros.
¿Sabes que significa para ti y para mí disfrutar de éste séptimo año de descanso?
Significa tener esta actitud: “Señor, yo no soy tan capaz, no soy tan fuerte, no soy tan inteligente y no siempre puedo soportar lo que me toca vivir. No entiendo determinada actitudes de las personas y no tengo todas las respuestas a lo que me pasa. Necesito depender de ti. Tú me haces falta. Tú eres mi alegría y mi protección. Eres mi fuerza y mi seguridad. Cuando hago las cosas por mí mismo, confiando en mis propias fuerzas, termino cansado, malhumorado, equivocándome y desanimado. Sé mi fuerza, mi gozo y mi confianza”.
Y en el Año 50… “¡Y que suenen los tambores y siga la fiesta!”
Cada 50 años los israelitas celebraban una súper fiesta. No, no es una exageración. Lo que pasaba en el año 50 era motivo de muchísima alegría, gozo y satisfacciones: 25:11 al 55.
¿Te das cuenta? Ese no era un año común y corriente. Era muy especial y muy esperado porque era el año de la libertad, de recuperar lo que le pertenecía a cada uno y de descansar.
¿Sabías que EN Cristo puedes vivir, disfrutar y valorar cada uno de tus días, meses y años como especiales? La libertad que Jesús te da y tu corazón agradecido por lo que te toca vivir son las claves para disfrutar y vivir al máximo cada momento. Cada día que pasa es un día menos que falta para tu encuentro con Jesús.
¡Gózate!
Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”
Por Edgardo Tosoni
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