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  • Devocional – ¿De Quién Te Quejas?
    Pasaje clave: Éxodo 16.



    Pasaron pocas semanas desde que salieron de Egipto y ya comenzaron los primeros problemas. El pueblo cambió la danza y la alabanza por terribles murmuraciones y quejas insoportables.

    Se quejaban continuamente, pero lo peor de todo era que aún añoraban su vida vieja. ¡¿Quién los entiende?!

    Se le quejaban a Moisés pero en realidad, ¿a quién iban dirigidas sus quejas y críticas? (16:7-8).

    ¿Hacia quién diriges generalmente tus quejas? No hace falta decir cosas en voz alta para quejarse, porque hay quejas del pensamiento. Y también hay quejas de las actitudes, por ejemplo cuando reaccionas con fastidio y malestar por las cosas que te mandan a hacer o que te dicen. Tal vez ni abres la boca pero esa reacción fastidiosa es una manera de quejarte.

    ¿Sabías que la queja es un pecado y que además, te convierte en alguien amargado, egoísta y pesimista, incapaz de ver las cosas buenas que te rodean y disfrutarlas?

    ¿Sabías que la murmuración es un grave pecado?

    Murmurar es hablar con otros mal de alguien sin que éste lo sepa. Entonces, cada vez que le sacas mano a alguien, o lo acusas, desprestigias o criticas, estás murmurando.

    Si te sucede algo o te sientes incómodo con alguien, no murmures con otras personas en su contra. Anda, da la cara y habla personalmente con él. No peques.

    ¿Sabías que toda queja y murmuración hacia otros están dirigidas a Dios? ¿Sabes por qué? Porque es Dios quien puso a tu lado a esas personas y es Él quien decide sobre tu vida.

    Otro grave pecado de este pueblo era que constantemente extrañaba su vieja vida en Egipto (16:3, 17:3).

    ¡Extrañaban ser esclavos! ¡Extrañaban que los hicieran trabajar como unos burros! ¡Extrañaban que los tratasen como a animales! ¡Estaban locos!

    Seguramente tú dejaste cosas para seguir a Jesús, ¿todavía las extrañas?

    Los amigos, el sexo, los boliches, los porros, aquellas “resacas”, esos pecados o vicios que te ataban. Muy dentro de ti, ¿quieres volver a todo aquello o estás disfrutando de todo lo nuevo y lo sano que hay en Jesús?

    ¿Prefieres aquellos “palos” que te pegaba Satanás o la libertad que encuentras en Cristo?



    Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

    Por Edgardo Tosoni

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