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  • Devocional – Menos Espiritual que un Asno
    Pasaje clave: Números 22 al 24.



    Los israelitas partieron del monte de Hor, conquistaron territorio enemigo (tierras de los amorreos y de Basán) y acamparon en los campos de Moab al borde del río Jordán. Aquí se desencadena una historia con cuatro protagonistas centrales: El rey de Moab, Balaam, una asna y Dios.

    Balac, Rey de Moab.

    Balac es una figura de Satanás. Al igual que Balac, Satanás tiene miedo de perder su territorio (el mundo con su cultura, sus modas, sus gustos, su estilo de vida) y a su gente (los pecadores oprimidos, perturbados, desconsolados, amargados y condenados al infierno).

    Cada vez que el pueblo santo de Dios (la iglesia) avanza y conquista nuevos territorios (personas salvadas, perdonadas, libres de culpas y miedos) ¡él se pone como loco!

    Al igual que Balac, su propósito es maldecir a los hijos de Dios. Tratarnos mal, despreciarnos, hundirnos, mentirnos. Hacernos sentir desvalorizados, fracasados, inútiles, enfermos, abandonados. Culpables de todo o víctimas de todo. Satanás es perverso. No lo trates con simpatía. No creas sus sucias mentiras. Él te odia. Pero su final está cerca. Él es un perdedor.

    Balaam.

    Esta persona no es lo que aparenta. ¡Ojo! Las apariencias engañan. No es lo mismo ser espiritual, que parecer espiritual. Éste sólo lo parecía.

    Balaam era codicioso y fue fácilmente seducido por la propuesta económica de Balac. ¿Cómo estoy tan seguro de esto? Porque si él no hubiese sido tentado por las propuestas de Balac, no les hubiera dicho a los enviados que se quedaran con él una noche más para ver qué le decía Dios. Él esperaba que Dios cambiara de idea y lo apoyara.

    Balaam sentía, además, que los mandamientos de Dios eran un obstáculo para su éxito (22:13, 18). Es como si él dijera: “Yo iría con ustedes pero Dios no me deja”. “No tengo problemas en maldecir al pueblo pero Dios no me da permiso”.

    ¿No decimos nosotros cosas parecidas? “Yo iría a bailar contigo pero en la iglesia no me dejan”. “Yo estaría en ese ministerio pero los lideres no me ponen”.

    Pero Balaam insiste (22:19). Tener intimidad con Dios, hablar con él o insistirle, no significa que Él cambie de ideas para quedar bien con nosotros y satisfacer nuestros caprichos.

    Balaam dejó de escuchar la palabra de Dios (24:1) y aunque Dios lo utilizó para bendecir a su pueblo, Dios no aprobó su vida (22:22). Dios puede usarte en ministerios pero no estar de acuerdo con tu vida, no aprobar tu corazón.

    El asna.

    ¡El asna fue más espiritual que el propio Balaam! ¡El asna pudo “ver” lo que Balaam no veía! Pudo “ver” que Dios no aprobaba la codicia del corazón de su dueño. Pudo “ver” el impedimento de Dios. Pero Balaam no veía nada. Por no hablar obedientemente con Dios termino hablando con un animal. El asna a la que tratamos de estúpida resultó ser más sabia que el profeta desobediente.

    ¡Te das cuenta cómo la desobediencia puede transformar a alguien en un asno incrédulo y estúpido! Piénsalo.

    Dios.

    Como siempre Él guardo a su pueblo. Él los bendijo. Él les tapó la boca a todos sus enemigos. Él es Dios. ¿Qué más podemos decir?


    Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Números/Deuteronomio”

    Por Edgardo Tosoni

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