¡Bienvenidos!

En breve estaremos online... Estamos de regreso!
  • Estudios Grupales - Alentándonos Unos a Otros
    Sólo te doy la estructura del estudio. Profundízalo tú mismo y piensa cómo presentárselo a tus discípulos de una manera práctica y desafiante.


    1. El Problema.

    ■Tengo que hacer esto pero creo que no me va a salir bien…
    ■No tengo ganas de nada, estoy re cansado…
    ■No se de qué, pero tengo miedo…
    ■Se murió alguien a quien yo quería mucho…
    ■Estoy triste y me siento mal…
    ■No vale la pena seguir intentándolo, nada va a cambiar…
    ■Tengo que hacer algo que no hice nunca y tengo miedo de equivocarme…
    ■¿Podré volver a empezar después de tanto tiempo de haber estado lejos?…
    ■Me parece que nunca se van a solucionar estos problemas…

    2. Pensalo.

    Hay muchos a tu alrededor que están desalentados. Interiormente se sienten bajoneados, entristecidos, desganados. Otros están llenos de pesimismos, sentimientos de que todo está arruinado o de que nada va a cambiar en sus vidas.

    Si mirás atentamente y les prestás atención vas a descubrir que aunque sonrían por fuera, por dentro han perdido las esperanzas y están derrotados. Tienen dudas, temores, inseguridades. Y les cuesta mucho trabajo creerle al Señor.

    Ellos son tu desafío para ir y alentarlos.


    3. Miralo desde la perspectiva de Dios.

    En esto de alentar, Jesús es nuestro gran modelo. En los siguientes relatos, ¿a quiénes alienta Jesús?

    Mt.9:2. Mt.14:26-27. Mt.16:33. Jn.21:16.

    Hay muchos otros ejemplos de personas que tuvieron el valor y la decisión de alentar a otros. En los siguientes pasaje bíblicos, ¿quiénes alentaron a quienes y en qué situaciones?

    2° Crónica 32:7-8. Dt.31:7-8. Is.41:6-7. Hch.27:25. 1° Tes.4:18.


    4. Aplicalo.

    Te compartimos algunas ideas para que alientes a tus hermanos:

    ■Orar junto con él y por él.
    ■Acercarte cuando lo ves sólo para hacerle compañía.
    ■Mirarlo a los ojos, sonreírle y decirle una palabra que lo aliente.
    ■Felicitarlo por el trabajo que ha realizado.
    ■Recordarle las promesas que Dios tiene para su vida.
    ■Darle un fuerte abrazo y recordarle cuan importante es su vida para Cristo.
    ■No recordarle su pasado, sino su presente y futuro en Cristo.
    ■Darle una nueva oportunidad si ha caído o si se equivocó en lo que hizo.
    ■Visitarlo. Tenerlo en cuenta.
    ■Públicamente reconocer sus logros y los resultados de su trabajo.


    Por Edgardo Tosoni

0 comments:

Leave a Reply

¿Algo para aportar? :)